¿Cuál ha sido tu rol en Fundación Betania Acoge?
Desde el primer momento, mi rol se ha enfocado en aportar a todo el equipo, quienes realizan un trabajo muy bonito, valioso y comprometido con el bienestar de las beneficiarias, no solo desde lo que necesitan, sino también con lo que desean para su vida.
Mi rol es acompañar a las mujeres en sus diversos procesos, intentando crear y entregarles un espacio pensando por y para ellas, espacios que buscan ser lugares seguros, en donde puedan reflexionar, reconocerse y conectar con sus propios recursos. Es necesario transitar con ellas el camino para que luego tengan sus alas y puedan volar.
¿Cómo se ha trabajado el autoconocimiento, temática del mes?
El autoconocimiento, que es la temática del mes, se vive día a día en la Fundación. Es la herramienta que Betania Acoge promueve. Es una forma de invitar a las beneficiarias a mirarse de un modo más amigable, a identificar riquezas y fortalezas, y a conectar no solo con lo que necesitan, sino que también con lo que desean.
¿Cómo reciben esto?
Siempre están muy dispuestas a cooperar, con los brazos, el corazón y la mente abierta. Reciben estas instancias con cariño y con una participación activa. Se generan espacios respetuosos y colaborativos entre ellas.
¿Algún desafío planteado en este camino?
En general cuando se trabaja con subjetividades y diferentes realidades, el desafío es adaptar estas temáticas a cada una. La Fundación siempre está haciendo lo mejor y los profesionales trabajan multidisciplinariamente, lo cual se traduce en una atención efectiva, eficaz y pensada.
¿Cómo ha sido tu experiencia en la Fundación?
Ha sido una experiencia muy enriquecedora, que uno atesora no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Poder acompañar a las mujeres en su proceso de conocimiento, fortalecimiento y redescubrimiento, es muy gratificante.
Esta labor viene a reforzar el valor de lo colectivo. El hecho de pertenecer a un grupo que te acompaña y te sostiene, es importante. El haber sido testigo de momentos de conexión y crecimiento, es algo que a cualquier profesional nos marca y nos motiva a seguir en este camino.
La enseñanza que deja la Fundación para los profesionales y las usuarias es que siempre está la posibilidad de cambiar y de mirar con nuevos ojos lo que somos. Muchas veces solo se necesita un espacio como el que entrega Betania Acoge.